Carlos del Pozo

La vida en una página

Un par de corazones

LOS PECOS

Ahora que se cumplen cuarenta años de casi todo -incluida la tan denostada Constitución Española-, también se celebran cuatro décadas desde la aparición en el mercado del primer disco de un dúo llamado Pecos que a los menores de treinta años no les sonará de nada. Tuvieron una vida bastante efímera, ya que apenas duraron poco más de siete años en la cresta de la ola, interrumpidos además por la entonces temida mili, que los vio marchar sucesivamente a ambos para servir a la patria y valió para cercenar una de las carreras más fulgurantes de la historia de la música de fans en España, amén de regalarnos un inolvidable sketch de Martes y Trece en el que se veía al rubio ataviado de militar y al moreno, agitando su pañuelo, cantándole Y se fue…
Los Pecos aparecen en un momento de dominio de la música comercial por solistas como Camilo Sesto, Julio Iglesias, Pablo Abraira o el primer Miguel Bosé. Y lo hacen destronando a uno de ellos, Camilo Sesto, a quien arrebatan el número uno de los Cuarenta Principales con una canción,
Esperanzas, producida por Juan Pardo y con unos arreglos barrocos descaradamente vivaldianos. Eran muy jóvenes entonces, ya que Javi, el rubio, apenas había alcanzado la mayoría de edad, en tanto que Pedro, el moreno, contaba tan solo dieciséis años. Pese a que entonces había otros cantantes como Pedro Marín, Iván o el propio Bosé que participaban del fenómeno de las fans, este dúo del humilde barrio madrileño de San Cristóbal de los Ángeles fue durante unos años el más multitudinariamente seguido por las fans, que acudían a sus conciertos y presentaciones gritando, llorando y suspirando por sus huesos.
Pedro y Javi, los Pecos, se apellidaban Herrero Pozo. Su madre era viuda, y probablemente la casa en que vivían y el teléfono de esa casa iban a su nombre, C. Pozo, ya que la buena mujer se llamaba Carmen. En casa, nuestro teléfono aparecía en la guía a nombre de mi padre, de nombre Carlos y apellidado del Pozo, como quien esto suscribe, o sea, también C. Pozo o C. del Pozo en todo caso, ya que de cuando en cuando nos hurtan el
del. Yo siempre he pensado que la coincidencia tuvo que estribar ahí, porque si no, no se entiende. El caso es que un buen día comenzamos a recibir a todas horas llamadas de teléfono en casa pidiendo por Pedro y Javi, indistintamente, aunque mayoritariamente se interesaban por Pedro, el moreno. La pregunta ¿Está Pedro? proferida por una voz femenina y adolescente constituyó una inolvidable pesadilla para los miembros de mi familia durante algunos años. Al principio pensamos que se trataba de un equívoco como los que menudeaban entonces, cuando los números de teléfono no se grababan y la gente metía el dedito en el número que no correspondía. Pronto supimos que no era así. Alguien debió difundir nuestro número y una multitud de fans creyó firmemente que ése era el número de teléfono de la casa de los Pecos. A veces se conformaban con escuchar que se habían equivocado, pero la mayor parte de las ocasiones pensaban que era una treta para que sus ídolos no se pusieran al teléfono. Y entonces, sollozando, decían que necesitaban hablar con Pedro, que era cuestión de vida o muerte, que llamaban desde Canarias o Ceuta, y alguna hasta amenazaba con un posible suicidio de no acceder a sus ruegos. Por Javi, el rubio, apenas preguntaban, pero el problema se agravó cuando comenzaron a hacerlo y se ponía al teléfono gustosamente mi hermano, a quien en casa todos llamábamos así porque así se llama, Javi. Entonces aquello degeneró en un acoso en toda regla y mis padres hasta se plantearon seriamente cambiar de número de teléfono, por entonces algo muy complicado.
En 1986 el dúo, tras el fracaso de su último álbum, Por arte de magia, se disolvió entre la indiferencia de sus antaño enfervorecidas fans. Y así también, por arte de magia, fue como de inmediato dejamos de recibir docenas de llamadas en casa pidiendo por Pedro y Javi. Me imagino que durante un tiempo hasta las echamos de menos, aunque no estoy muy seguro de ello.